El sistema de Steve Coins consiste en la distribución de una cantidad limitada de monedas simbólicas a los estudiantes, quienes luego pueden participar en una subasta de beneficios vinculados a la evaluación (por ejemplo, eliminar una pregunta de la prueba, recibir una pista, obtener tiempo adicional, entre otros). Este dispositivo pedagógico se enmarca en estrategias de modificación de conducta, específicamente dentro de la lógica de economías de fichas, y encuentra sustento en los desarrollos del condicionamiento operante, la teoría conductista del aprendizaje y los enfoques contemporáneos de gamificación educativa.
La economía de fichas es un sistema de reforzamiento basado en principios del condicionamiento operante, formulado por B.F. Skinner (1953). En estos sistemas, los participantes reciben fichas (reforzadores generalizados) que pueden intercambiar por recompensas. Se ha demostrado que este tipo de procedimientos incrementa la frecuencia de conductas deseadas, como el compromiso, la participación o el cumplimiento de normas (Kazdin, 1977).
Las Steve Coins operan como reforzadores secundarios, cuya eficacia reside en su asociación con reforzadores primarios —los beneficios concretos adquiridos en la subasta—. Desde la lógica skinneriana, este procedimiento se alinea con una estrategia de reforzamiento positivo: se premian conductas deseables con un estímulo que incrementa la probabilidad de su repetición (Cooper, Heron & Heward, 2020). Además, el sistema implica un componente de autorregulación, ya que los estudiantes deciden cómo, cuándo y en qué medida utilizar sus monedas, incentivando procesos de toma de decisiones y planificación.
Desde el paradigma conductista clásico, el aprendizaje es entendido como un cambio relativamente permanente en la conducta, producto de la experiencia. En este sentido, los sistemas de economía de fichas han sido históricamente validados en contextos educativos para promover conductas académicas y sociales adaptativas (Walker, Ramsey & Gresham, 2004).
La implementación de las Steve Coins contribuye a generar un ambiente de aula estructurado, donde las reglas son claras y las consecuencias predecibles, elementos clave en la gestión conductual eficaz. Además, la subasta introduce un componente de ajuste contingente de las recompensas, lo cual favorece la percepción de justicia y refuerza el sentido de agencia del estudiante (O'Leary & Drabman, 1971).
En las últimas décadas, la gamificación ha emergido como un enfoque pedagógico que traslada elementos del diseño de juegos al contexto educativo (Deterding et al., 2011). Los sistemas de puntos, niveles, recompensas y desafíos promueven la motivación intrínseca al introducir dinámicas de competencia, exploración y logro (Kapp, 2012).
El diseño de las Steve Coins como sistema lúdico de incentivos responde a los principios de gamificación: hay una narrativa simbólica (las monedas), mecánicas de juego (acumulación, subasta, toma de riesgos), y recompensas tangibles. Esta estructura promueve el engagement y transforma la experiencia evaluativa en una situación que combina reto y diversión, desplazando el foco desde el rendimiento puro hacia la estrategia y la participación activa.
El sistema de Steve Coins se presenta como una herramienta poderosa para potenciar el involucramiento de los estudiantes en procesos de aprendizaje y evaluación. Al combinar los fundamentos del conductismo clásico y operante con las estrategias contemporáneas de gamificación, se logra una experiencia educativa rica, motivante y centrada en el estudiante.
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